Un día antes del 4 de mayo de 1994, todo era movimiento en el Torremar. Las aulas debían estar bien ordenadas, con las bancas en su sitio. Sillas para recibir a los padres de familia e invitados. En un sitio preferencial, el altar, donde celebraría la Santa Misa, Monseñor Juan Larrea Holguín, Arzobispo de Guayaquil. Arreglando todo, instalando todo. Ir y venir de vehículos. La noche llegaba con los últimos arreglos para lo que tendríamos: la inauguración del año lectivo 1994-1995.
Y el día llegó. Allí estábamos Gabriel Rovayo, Luis Ortega, Miguel Rodríguez, Mario Monteverde. María Amelia de Jácome. Con los respectivos grados (Primero, Segundo y Tercero), sus profesores: Héctor Brocell, Esteban Quintana, José Alfredo Rodríguez, Hugo Chong. Nuestro querido Padre Giner, pensaba en el gran apostolado que podríamos realizar. Antonio Mera, Gloria de Mera, Jaime y Víctor Mera, Ángela Andrade,… estaban pendientes de lo que necesitáramos. Wilmer Cañizares y nuestro guardia, Manuel Domínguez, también se encontraban dispuestos a servir. Nuestro primer alumno inscrito, Andrés Fócil, estaba formado en el patio central, con todos sus compañeros. A mitad del año lectivo, se nos uniría Sandro Montesdeoca, al grupo de profesores.
Observando todo, permanecía Xavier Marcos, Promotor y Gestor de esta obra educativa, que recién comenzaba a dar sus primeros pasos.
La Misa comenzó; se bendijo a nuestro plantel, y luego se recibió a los invitados en una sala especial, acondicionada para el evento.
Seguimos… Las primeras clases. Los primeros pacientes que aparecían en el Departamento Médico. El recreo, con los alumnos aún sin ganas de jugar o de correr, conociéndose y conversando entre ellos.
Y llegó la hora de salida. Los 54 alumnos estaban listos para contar sus primeras experiencias en el Colegio. Nosotros,… conversando sobre lo ocurrido en ese día histórico. No alcanzábamos, en aquel entonces, a dimensionar lo que significaría recorrer ese largo camino que comenzábamos a transitar.
Luego, se terminaría de construir el edificio de la Primaria. La historia continuaría con la edificación de la Secundaria, el Oratorio, las canchas, y… todo lo que usted ya conoce.
La vida de nuestra Unidad Educativa se ha mantenido con el latir del corazón de quienes conformamos este barco que navega mar adentro, donde la pesca es abundante; donde no hay peligro de estancarse; donde se avanza a un puerto seguro.
El Faro, cuya luz nunca se acaba, es el Señor, que no se cansa de iluminar esta gran institución, bendiciéndola y poniéndola al amparo de la Virgen y de San Josemaría, Patrono del Torremar.
Saludos,
Departamento de Familia