Preocuparnos por lo que hacen nuestros hijos debe ser tarea de todos los días. Las situaciones de peligro a las que se ven expuestos no están determinadas por un acontecimiento en particular, sino que abarcan muchos escenarios que, como padres, sí estamos en condiciones de controlar.
Sus estudios, las fiestas, las diversiones, los problemas por los que atraviesan (tristezas, desánimos, frustraciones), el uso adecuado del internet, los grupos que frecuentan,… son entornos que nos permiten estar pendientes de nuestras hijas e hijos.
Ignorar lo que hacen todos los días equivale a dejarlos solos, y un niño o un adolescente sin un familiar cercano con quien compartir los momentos concretos por los que está viviendo, está propenso a caer en muchos vicios que tienen su origen en el abandono por el que pasan.
Detrás del consumo de alcohol, drogas, pornografía, acosos de todo tipo, hay seres humanos que desearían tener a una persona que los comprenda, los anime, los aconseje y los ayude a salir de un mar agitado, que en algunas ocasiones no tiene orilla.
Que su hija o hijo estén conscientes de que usted los protege. Y sí, por algún motivo, no puede estar físicamente todos los días con ellos, que sientan sin embargo que se preocupa por estar en contacto permanente.
Cuando son chicos, usted es su guía, su referente, su timón. Luego, cuando crezcan, ya podrán andar solos por la vida. Disfrútelos… acompáñelos.
Saludos,
Departamento de Familia