Su trato con los pobres y enfermos

San Josemaría trataba sacerdotalmente a muchas personas de diversos ambientes sociales. Como Capellán del Patronato de Enfermos de las Damas Apostólicas, dedicó las mejores horas de su juventud a la atención de numerosos enfermos y niños desvalidos de los barrios pobres de Madrid.  

“No tenía -explicaba en su testimonio para la Causa de Canonización de Josemaría Escrivá una Dama Apostólica, Asunción Muñoz- por razón de su cargo, que ocuparse de atender la extraordinaria labor que se hacía desde el Patronato entre los pobres y enfermos -en general, con los necesitados- del Madrid de entonces. Sin embargo, D. Josemaría aprovechó la circunstancia de su nombramiento como Capellán, para darse generosamente, sacrificada y desinteresadamente a un ingente número de pobres y enfermos que se ponían al alcance de su corazón sacerdotal”. 

Atendió a personas necesitadas que malvivían en infraviviendas, en chabolas o en las populares “corralas” de los llamados “barrios bajos” de Madrid, y también a cientos de enfermos, muchos de ellos sin esperanza de curación, en los hospitales. 

Recuerda José Ramón Herrero Fontana: “Guardo esa imagen grabada en el alma: el Padre, arrodillado junto a un enfermo tendido en un pobre jergón sobre el suelo, animándole, diciéndole palabras de esperanza y aliento… Esa imagen no se me borra de la memoria: el Padre, junto a la cabecera de aquellos moribundos, consolándoles y hablándoles de Dios… Una imagen que refleja y resume lo que fueron aquellos años de su vida”. Al mismo tiempo trataba con muchas otras personas: alumnos y profesores universitarios, obreros, dependientes de comercio, artistas,…

Su predicación fue siempre sacerdotal. Esto sorprendía a muchos en aquel ambiente tan propenso a mezclar las cuestiones políticas y religiosas. San Josemaría era públicamente conocido como un sacerdote que sólo hablaba de Dios, alentando al perdón y a la comprensión mutua. Movía a trabajar codo con codo en la construcción de ideales nobles, también junto a personas que pensaran de modo diferente. Esto hacía aún más atractiva su predicación.

Saludos,        

Departamento de Familia