La Arquidiócesis de Quito nos alerta acerca de lo ocurrido “en estas últimas semanas, en que se han realizado diferentes acciones en el ámbito legislativo, de salud y educativo que vulneran los derechos de los ciudadanos de nuestro país, especialmente en lo referente al derecho a la vida, la familia, el derecho de los padres de familia para educar a sus hijos, y a la libertad religiosa”.
El comunicado continúa diciendo que: “Entre los puntos más preocupantes está la implementación de un programa educativo de salud sexual y reproductiva que contiene los siguientes principios rectores:
1. Niega que nacemos hombres o mujeres, es decir, niega la base biológica como constitutiva de la persona y la reemplaza por la concepción del ser humano como construcción personal y cultural.
2. Promueve la construcción de la identidad sexual del niño, que no rechace la posibilidad de la homosexualidad, el lesbianismo, la transexualidad y/o la bisexualidad en forma alternativa a lo largo de la vida.
3. La deconstrucción del modelo de familia basado en un matrimonio hombre/mujer.
4. La prioridad del placer como principio supramoral que se considera incompatible con cualquier valoración ética de la sexualidad.
5. Se pone a la escuela sobre la familia; se concibe a ésta como un posible obstáculo para el cumplimiento del derecho a la información de niños y adolescentes; la escuela se transforma en la principal autoridad para la guía de los alumnos en su proceso de construcción de la identidad sexual y de la educación sexual en general.
En la misma línea, la Asamblea Nacional se encuentra tramitando dos proyectos de ley, que entre sus puntos más polémicos están:
a) Legislación sobre vientres de alquiler.
b) Legislación sobre cambios de sexo.
c) Reconocimiento de varios géneros en la ley de violencia de género, además de diferentes orientaciones sexuales entre las que las heterosexuales son excluidas”.
El uso del término género no se refiere a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, sino que se utiliza como una identidad independiente del sexo biológico, donde hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo masculino como uno femenino; mujer y femenino, tanto un cuerpo femenino como uno masculino.
Todos nosotros, desde nuestros hogares y lugares de trabajo, tenemos que estar atentos a esta información. Desde la Asamblea y otras instituciones, algunos grupos están buscando que, hasta mediados de octubre, se aprueben leyes que atentan contra la dignidad de la familia ecuatoriana.
Saludos,
Departamento de Familia