Desde pequeños. Y mientras más chicos sean, mejor. Es una de las mejores obras que usted puede hacer mientras viva. Es la mejor manera de ganarse la confianza de ellos. Recuerde que, cuando sean mayores, quizá tengan dificultades, y querrán conversar con una persona que les ayude a resolver los problemas que la vida les presenta.
Hable con ellos, de lo que a ellos les guste. Juegue, con lo que ellos disfruten, sea una actividad deportiva o no. Salga con ellos; siempre es recomendable que sea con uno a la vez, en ciertos momentos; en otros, compartiendo con toda la familia.
Cualquier situación es adecuada para hacerlo. No espere a estar a solas con él o con ella, en una oficina, y con la puerta cerrada. Nada que sea formal; todo, en el momento en que se presente la ocasión. Ellos esperan que les diga algo, aunque algunas veces no lo manifiesten. Si usted no habla, ellos pueden pensar que está preocupado, con algún problema que no le permite comunicarse en ese momento. Y usted puede pensar que ellos no quieren conversar en ese instante. Lo mejor es que tome la iniciativa, y rompa el silencio.
Recuerde siempre que los hijos se irán en algún momento, y mientras más lejos estén, la comunicación se irá distanciando. Y aunque estén cerca, si no supo sembrar, no espere cosechar.
Es hora de hablar con las hijas y los hijos. Desde hoy mismo. En esta semana. Y recuerde, no es una excusa no vivir con sus hijos en la misma casa, por situaciones de separación, por ejemplo. Siempre hay que hacerlo. Siempre quedará en el recuerdo, lo que el papá y la mamá les dejaron en su corazón.
Saludos,
Departamento de Familia