Cincuenta y cuatro años después de que San Josemaría Escrivá de Balaguer pronunció su emblemática homilía en el campus de la Universidad de Navarra, conocida como “Amar al Mundo Apasionadamente”, en la que se condensa la predicación del fundador del Opus Dei sobre la santidad en la vida ordinaria, sus palabras de ese día reviven y cobran más vigencia, a poco de cumplirse un aniversario más de su fallecimiento, el sábado 26 de junio.
Una de las bases de su predicación está en propender a la realización del trabajo, vivido como servicio y medio para construir una sociedad justa, pacífica y solidaria. Pero, no es el trabajo realizado de cualquier manera, sino el trabajo bien hecho, ese que se experimenta desde lo pequeño y llega hasta lo grande. Ese que está en las personas, en los detalles, en un saludo, en el buen trato, en el agradecimiento, en una corrección delicada, en una clase bien dada, en un partido de fútbol honesto, en un examen respondido con franqueza, en un árbol delicadamente sembrado.
Para Monseñor Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei, el mensaje central de esa homilía es “la llamada universal a la santidad que San Josemaría predicó desde el principio. Todo es motivo de santidad, todo es ocasión de encuentro con Dios: todo el trabajo, todas las circunstancias, son caminos de encuentro con Dios, caminos de santidad” y, por tanto, el mensaje “permanece siempre, pues aunque haya cambios de circunstancias, de los trabajos, de las ciudades, de las costumbres…; todos tendremos una vida ordinaria común, quizá muy distinta de la actual con el paso del tiempo, pero siempre podrá ser y deberá ser ocasión y lugar de encuentro con Dios”.
Que mañana sábado, en que conmemoramos la fiesta de San Josemaría, sea un espacio para pensar cómo, desde el lugar en que estamos, eso del “trabajo bien hecho”, sea una realidad. No hay receta, no hay fórmula, no hay manual de instrucciones, sólo pensar en hacer extraordinario lo ordinario. (Noticias Campus Descubre).
Saludos,
Departamento de Familia