Desde 1946, residió establemente en Roma. Su cuerpo reposa en la cripta de la iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, en la sede central de la Prelatura en Roma, continuamente acompañado por la oración y el agradecimiento de las numerosas personas de todo el mundo que se han acercado a Dios atraídas por el ejemplo y las enseñanzas del fundador del Opus Dei.
Después de su muerte, miles de cartas llegaron a Roma para pedir al Papa la apertura de su Causa de Beatificación y Canonización. Entre ellas había cartas de 69 Cardenales y cerca de 1.300 Obispos (más de un tercio del episcopado mundial). Se han atribuido varios milagros a la intercesión de San Josemaría, incluyendo algunas curaciones médicamente inexplicables.
El milagro aprobado para la beatificación de Monseñor Escrivá fue la curación, en 1976, de una Carmelita de la Caridad, la hermana Concepción Boullón Rubio, quien se encontraba al borde de la muerte.
Tras un examen exhaustivo de la vida y obra de San Josemaría Escrivá -un proceso de casi 10 años- el Papa le beatificó el 17 de mayo de 1992, en la plaza de San Pedro. La beatificación de Monseñor Escrivá tuvo lugar ante una de las mayores multitudes que se han reunido en San Pedro durante el siglo 20: unas 300.000 personas incluyendo 34 cardenales y 200 obispos.
Finalmente, diez años más tarde, el 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II canonizó al fundador del Opus Dei en la Plaza de San Pedro, en Roma, ante una multitud de más de 80 países.
Entre sus libros publicados se cuentan, además de diversos estudios históricos, teológicos y jurídicos como La Abadesa de las Huelgas, libros de espiritualidad que han sido traducidos a numerosos idiomas: Camino, Santo Rosario, Es Cristo que pasa, Amigos de Dios, Vía Crucis, Amar a la Iglesia, Surco, Forja. Recogiendo algunas de las entrevistas concedidas a la prensa, se ha publicado el libro Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer.
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Departamento de Familia