Déjate transformar

¿Alguna vez han pensado cómo se habrían sentido los apóstoles cuando Jesús murió en la Cruz o cuando subió a los Cielos? Jesús pasó con ellos durante tres años, enseñándoles todo lo que necesitaban para continuar su misión en la tierra. Y aunque en la Última Cena, Jesús les anticipó su muerte y resurrección, y el día de su Ascensión, les prometió que estaría con ellos hasta el fin de los tiempos, a los apóstoles les costó entenderlo. Seguramente fueron momentos difíciles, se sintieron solos, temerosos, sin saber qué pasaría si Jesús ya no estaba con ellos.

Pero Jesús no los deja solos, y diez días después de su Ascensión a los Cielos, envía al Espíritu Santo, transformando sus miedos y temores en verdadera valentía, convirtiéndolos en testimonio de su vida en la tierra y mensajeros fieles de sus enseñanzas.

Al igual que en Pentecostés, el Espíritu Santo nos asiste cuando buscamos vivir como lo hizo Jesús. Él es nuestra fuerza y enciende nuestros corazones, disponiéndonos al amor, al servicio, a desear siempre el bien. Su gracia nos renueva constantemente y nos ayuda a reconocer nuestros errores, a vencer la tristeza, a ser fieles a pesar de nuestras debilidades.

Ven, Espíritu Santo, sobre cada uno de nosotros.

Saludos,

Departamento de Familia