¡Tanto nos amó!

Al final de los tiempos, nos pedirán cuentas de cómo ha sido nuestra vida. Seguro que hay muchas cosas por las cuales ahora luchamos, engañados por lo que el mundo considera: ser feliz. Sin darnos cuenta, entregamos nuestra vida por tener más y soñamos con poco, porque no tenemos ni idea de todo lo que Dios tiene preparado para nosotros.

Dios quiere nuestro corazón, nos pide ser el centro de nuestra vida. Quiere que amemos como Él nos ama. Solo así seremos realmente felices. Pero, ¿por qué es tan difícil para nosotros entregarle nuestro corazón a Dios?

La verdad, es que Dios es muy exigente, tanto como misericordioso, y lo quiere todo. Ser su amigo requiere de esfuerzo, pero cumplir con la voluntad de Dios, nos garantiza la eterna y verdadera felicidad. ¿Cómo no arriesgarlo todo? Él nos llama por el camino estrecho y nos da todo lo que necesitamos para transitar por él.  Nos marca el camino, nos da las fuerzas, abre sus brazos y nos espera con paciencia. ¿Tanto nos ama? Para nuestro pequeño corazón es imposible entender eso. Sin embargo, estamos llamados a amar así, como Dios nos ama.

Podemos empezar a dilatar nuestro corazón, a agrandarlo para que todo lo divino tenga cabida en él. Para esto es preciso hacer una limpieza, sacar todo lo que nos aleja de Dios. Los sacramentos son los medios, su amor se derrama a través de ellos. Acerquémonos a la Confesión, no lo olvidemos en el Sagrario. Confiemos en su amor, que el sabernos amados es el comienzo de una nueva vida, donde Dios reina y triunfa.

Saludos,

Departamento de Familia