El estudio

Estudiante: fórmate en una piedad sólida y activa, destaca en el estudio, siente anhelos firmes de apostolado profesional. —Y yo te prometo, con ese vigor de tu formación religiosa y científica, prontas y dilatadas expansiones. (Camino, 346).

Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración. (Camino, 335).

Oras, te mortificas, trabajas en mil cosas de apostolado…, pero no estudias. —No sirves entonces si no cambias.
El estudio, la formación profesional que sea, es obligación grave entre nosotros. (Camino, 334).

El ideal es, sobre todo, la realidad del trabajo bien hecho, la preparación científica adecuada durante los años universitarios. Con esta base, hay miles de lugares en el mundo que necesitan brazos, que esperan una tarea personal, dura y sacrificada. La Universidad no debe formar hombres que luego consuman egoístamente los beneficios alcanzados con sus estudios, debe prepararles para una tarea de generosa ayuda al prójimo, de fraternidad cristiana. (Conversaciones, 75).

¡A ver cuándo te convences de que has de obedecer!… Y desobedeces si, en lugar de cumplir el plan de vida, pierdes el tiempo. Todos tus minutos han de estar llenos: trabajo, estudio, proselitismo, vida interior. (Surco, 381).

Tienes un caballo de batalla que se llama estudio: te propones mil veces aprovechar el tiempo y, sin embargo, te distrae cualquier cosa. A veces te cansas de ti mismo, por la escasa voluntad que muestras; aunque todos los días recomienzas de nuevo.
¿Has probado a ofrecer tu estudio por intenciones apostólicas concretas?  (Surco, 523).

Cuando tu voluntad flaquee ante el trabajo habitual, recuerda una vez más aquella consideración: “el estudio, el trabajo, es parte esencial de mi camino. El descrédito profesional -consecuencia de la pereza- anularía o haría imposible mi labor de cristiano. Necesito -así lo quiere Dios- el ascendiente del prestigio profesional, para atraer y ayudar a los demás”.
—No lo dudes: si abandonas tu tarea, ¡te apartas -y apartas a otros- de los planes divinos! (Surco, 781).

Es necesario estudiar… Pero no es suficiente.
¿Qué se conseguirá de quien se mata por alimentar su egoísmo, o del que no persigue otro objetivo que el de asegurarse la tranquilidad, para dentro de unos años?
Hay que estudiar…, para ganar el mundo y conquistarlo para Dios. Entonces, elevaremos el plano de nuestro esfuerzo, procurando que la labor realizada se convierta en encuentro con el Señor, y sirva de base a los demás, a los que seguirán nuestro camino…
—De este modo, el estudio será oración. (Surco, 526).

Convéncete: tu apostolado consiste en difundir bondad, luz, entusiasmo, generosidad, espíritu de sacrificio, constancia en el trabajo, profundidad en el estudio, amplitud en la entrega, estar al día, obediencia absoluta y alegre a la Iglesia, caridad perfecta…
—Nadie da lo que no tiene. (Surco, 927).

«Sancta Maria, Sedes Sapientiæ» —Santa María, Asiento de la Sabiduría. —Invoca con frecuencia de este modo a Nuestra Madre, para que Ella llene a sus hijos, en su estudio, en su trabajo, en su convivencia, de la Verdad que Cristo nos ha traído. (Surco, 607)

 

Saludos,

 

Departamento de Familia