Para entender el conflicto hay que entender de donde nace, y en este caso nace de la huida de cuatro millones de sirios en el 2011, quienes salieron de su país luego de las reformas de Bashar al-Assad en contra de los rebeldes que pedían su salida. Esto dejó terreno para la inminente entrada del grupo terrorista Estado Islámico, que a su vez arrasó con todos los que no compartían sus creencias, convirtiendo a Siria y al Medio Oriente en un infierno viviente e iniciando así la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial.
Frente a una situación tan brutal y tan influyente para el mundo, tanto en lo económico como en lo social, se han visto diferentes reacciones a lo largo de los diferentes países. La Unión Europea -que tuvo una tibia reacción frente a esta gran crisis migratoria, incluso después de los varios llamados a la acción (incluyendo al del papa Francisco)- comenzó a tomar posiciones y decisiones más solidarias y concretas a favor del pueblo Sirio.
En mi opinión, el tema con Europa, que afortunadamente ya se humanizó más, es algo muy irónico y singular, teniendo en cuenta que durante la Segunda Guerra Mundial cientos de miles de europeos buscaban alejarse de su continente, hundido en la guerra, en busca de nuevas oportunidades y de tranquilidad en el continente africano, que hoy se encuentra en desgracia.
Otra parte del mundo que continúa impactándonos con sus decisiones de mantener sus puertas cerradas para los refugiados sirios son los estados del Golfo (Arabia Saudita, Bahrain, Kuwait, Qatar, Omar y la UAE), pero cabe recalcar las vastas colectas que han apoyado a los sirios provenientes de los últimos países en mención, colectas que se han estimado en alrededor de USD 900 millones.
En cuanto al aporte de Sudamérica, hay países que solo otorgan la residencia a ciudadanos sirios si ellos o sus esposas cuentan con un amigo o familiar residente que los ha invitado a pasar una temporada o si cuentan con una oportunidad de trabajar que, no obstante, una vez finalizada deben volver a casa.
Uno diría, ¿dónde está Estados Unidos? Bueno, muchas teorías llevan a pensar en una complicidad del país, ya que sorprende que no haya intervenido cuando normalmente lo haría. También da lugar a dudas el hecho que, al no poder cruzar al Atlántico en sus frágiles barcas, toda el problema -como en las dos guerras mundiales- aparentemente se libraría en el escenario europeo y el trajín resultaría beneficioso para apuntalar la primacía global de Estados Unidos al debilitar, gracias a la guerra y/o la crisis, a sus principales competidores, pero por supuesto son sólo teorías.
Sin embargo, el mundo debe encontrar otras soluciones para lidiar con este éxodo masivo y dramático, a medida que los sirios, cansados de la guerra y las escasas esperanzas de una mejora social o financiera, han empezado a dejar la zona del conflicto en busca de un futuro más próspero y seguro.
Por Pedro Valverde Chedraui
Primero de Bachillerato
Club de Periodismo y Debate