¿Me dejas reinar en tu alma?

¿Qué responderíamos si Jesús se acercara y, mirándonos a los ojos, nos dijera con voz suave y firme: ¿Me dejas reinar en tu alma? Podríamos negarnos y seguir viviendo como lo hemos estado haciendo, o guardar en el corazón esas palabras como un tesoro y hacerlas vida.

Una profecía del Antiguo Testamento dice: “Mira tu Rey que viene sentado en una borriquilla”. Esta profecía se cumple el Domingo de Ramos. Aquí, Dios escoge a una borriquilla, que le sirve de trono: un animal humilde, que no hace nada de provecho si no se deja llevar por la voluntad de quien lo guía.  Pero Dios se fija en él, y lo usa como trono, y entra aclamado como Rey.

Nosotros también podemos convertirnos en ese trono y dejar que Dios se sirva de nosotros. Pongámonos en sus manos y confiemos en Él, pues Dios usará nuestras acciones para su gloria, incluso si no siempre vemos los resultados. Cada acto de amor, humildad y servicio ayuda a extender el Reino de Dios.

Amar como Él amo, buscar la justicia y la verdad, perdonar como Él lo hizo y vivir con esperanza: todo esto es posible cuando Dios reina en nuestra vida.

Departamento de Familia