Adviento, tiempo de alegría y esperanza, es tiempo para ponernos propósitos que nos ayudarán a ser mejores. Buscamos a Dios y lo encontramos en un pequeño Niño, que trae luz y amor al mundo. La música, los colores, los adornos y las celebraciones nos invitan a vivir un tiempo de alegría.
Pero, ¿cómo vivirlo? ¡Qué tal si comenzamos por casa! Mirando hacia adentro y transformando nuestro hogar en un pesebre, con sencillos actos de amor. Siempre tendremos oportunidad de servir y compartir más.
Pongamos atención en quienes están a nuestro lado: cónyuge, hijos, hermanos. Cuando pensamos en los demás y buscamos su bien, creamos un ambiente de paz y acogida. Así multiplicaremos las alegrías y reduciremos las discusiones o momentos tristes.
Animémonos a rezar en familia y empecemos encendiendo la primera luz, que nos acercará más a Jesús, que ha venido a este mundo porque nos ama con locura.
Departamento de Familia