A caminar se aprende caminando y el corazón se prepara amando. Es la única manera: el amor cobra un profundo significado en este tiempo de adviento. Un corazón está listo para recibir a Dios solo si ha vivido la caridad y se ha tomado el tiempo de preguntarse: ¿Cómo está en el amor?
Este tiempo nos invita a despertarnos de la comodidad. Nos llama a levantarnos, a realizar actos concretos de amor y a hacerlo a través del servicio desinteresado.
En esta última semana de Adviento, pongamos más atención en lo que pasa a nuestro alrededor. Busquemos activamente la mejor manera de servir a los demás: escuchar, perdonar, ayudar, rezar por ellos.
Que nuestros actos de amor sean la forma en que Dios tiene de manifestar su amor al mundo. Que estos gestos también motiven a otros a poner su esperanza en Dios, nuestro Salvador.