Artículos

Por hoy… por mañana

El futuro de nuestro país depende de todos y de un trabajo comprometido desde el lugar donde nos encontremos: en una empresa, una escuela, en el campo o la ciudad. Nuestro trabajo profesional realizado cara a Dios —es decir, para su gloria—, venciendo la ambición y el egoísmo, es idóneo para construir un país más justo.

A menudo nos despertamos esperando que algo cambie para mejorar nuestra vida, olvidando que nuestro país también espera por nosotros, por nuestro trabajo honrado y conforme a nuestra fe.  Esto requiere de valentía para someter nuestra propia voluntad a la lucha por el bienestar de todos.

No nos desanimemos por la abundancia de mal, más bien, actuemos con humildad y confianza en Dios. Acudamos a nuestra Madre del Cielo y, con valentía, trabajemos con transparencia y recta intención, realizando nuestras tareas con perfección y caridad.

Departamento de Familias