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Una nueva forma de estar presente

Cuando Jesús subió a los cielos junto al Padre, los apóstoles se sintieron temerosos. Su Maestro, no estaría a su lado hablándoles, animándoles, enseñándoles. Pero Jesús les hizo una promesa: que estará con ellos —y con todos— hasta el final de los tiempos. Y así lo ha cumplido. Su Ascensión no fue un abandono, sino una nueva forma de presencia más profunda, más divina, más cercana.

Jesús está cerca. Nos acompaña, nos escucha, nos consuela. Su presencia es real, sin embargo, el ruido de la vida, las distracciones y el poco tiempo que le dedicamos muchas veces no nos permite sentirlo ni percibir su ayuda.

Por eso es necesario dejarlo acercarse. Háblale cada día como a un amigo. No hacen falta palabras complicadas, basta con decirle desde el corazón: “Aquí estoy Señor”. Confía en que está contigo. No estás solo. Tus penas, tus alegrías, tus dudas y logros… todo puedes compartirlo con Él.

Jesús vive en nosotros, y a través de nuestras acciones Él ama, consuela, ayuda.  Su Ascensión no fue una despedida, sino una multiplicación de su presencia en aquellos que le abren su corazón.

Amémonos, mirémonos con cariño, digámonos palabras amables, valoremos a los demás, de esta manera, Jesús seguirá presente en este mundo, porque cada acto de amor sincero es reflejo de su presencia viva entre nosotros.

Departamento de Familia