La próxima semana iniciamos nuestro vigésimo cuarto año lectivo. Se termina el descanso de las vacaciones, y empieza una nueva etapa en la vida de nuestros alumnos. Para algunos será su primer año en el Torremar. Para otros, el último de su época escolar.
Arranquemos con todo el ánimo posible. Que la disposición de nuestros hijos se vea reflejada en su rendimiento desde el principio de clases. Atentos, perseverantes, comprometidos; dispuestos a convertir su vida en una gran capacidad para el trabajo.
Todos quieren ser buenos, seguro que sí; unos lo consiguen, otros no. Pero detrás de su éxito académico estamos nosotros, los padres. Es nuestra presencia y preocupación, la mayor motivación para nuestros hijos.
Y es que sólo estando cerca, podremos actuar a tiempo y ayudarlos, o exigirles más, o simplemente acompañarlos. El buen rendimiento también es consecuencia de un hogar donde hay cariño y respeto. Donde hay orden y una rutina que les permita organizarse en sus tareas.
No es sólo cuestión de exigir buenas notas y castigarlos si no las alcanzan; lograr que lleguen a la meta es consecuencia de la entrega de todos: padres, maestros, y por supuesto, de los alumnos.
Seamos ejemplo de responsabilidad. Trabajemos sin quejarnos; terminemos lo que empezamos; hagamos nuestras actividades de la mejor manera posible y ellos, aprenderán a poner su mayor esfuerzo en todo lo que realicen.
Que esta nueva aventura la forjemos con alegría y optimismo; de la mano de Jesús, de la Virgen, y de San Josemaría.
Saludos,
Departamento de Familia