No los olvide. “Es que…, el trabajo”. “Es que…, hay que hacer deporte”. “Es que…, las reuniones con los amigos”.
Verá…, el tiempo en que sus hijos son conscientes de haber tenido un papá a su lado: que habló con ellos; que jugó con ellos; que los consoló; que disfrutó con sus ocurrencias; que asistió a los eventos en los que ellos participaron…, es muy corto…; pasa volando.
Por eso, este tiempo hay que aprovecharlo, ya que después, los hijos van haciendo amigos, y quieren estar con ellos. Reuniones, actividades deportivas, estudio… Compartir con los hijos es como una vacuna, que inmuniza para toda la vida. Si no lo hizo cuando ellos eran niños o adolescentes, ese vacío que usted dejó, será muy difícil de llenar.
El deporte…, puede esperar. Los amigos…, también. Y el trabajo…, también. Se trabaja durante el tiempo que corresponde; no más.
Se acercan a pasos agigantados el Adviento, y luego la Navidad. Haga el firme propósito de ya no dejar para más tarde, el tiempo que le debe dedicar a sus hijos.
Saludos,
Departamento de Familia