Amigos, siempre amigos

“La amistad es la virtud que nos lleva a una relación sólida, profunda, desinteresada y recíproca con otra persona. Relación basada en intereses y metas comunes que no se acaba con el tiempo o la distancia, y que lleva a ambas partes a enriquecerse mutuamente, a ayudarse a crecer como personas, a desarrollar todas sus potencialidades, y a superarse en la vivencia de la virtud”. (Irma Delgado Domínguez, Catholic.net).

¿De qué manera cultivamos las cualidades de una buena amistad en nuestros hijos? Debemos fomentarla. Que sepan ceder; que puedan compartir; que puedan renunciar a lo que les gusta, por otros. Enseñarles acerca de la consideración que deben tener con los padres. Que la amistad no debe estar supeditada a lo que deseamos pedir. “Que me porto bien, para recibir algo a cambio”. “Que ayudo, para que me den permiso”. “Que hago tales actividades, para que me den dinero”, cuando en realidad en la amistad todo eso debe ser gratuito, sin esperar recompensa, ya que uno hace esto por el bien del otro, y estas actitudes se aprenden en casa.

Que nuestros hijos descubran la felicidad que lleva consigo una verdadera amistad, y que entiendan que ésta es un compromiso, que conduce a los amigos al crecimiento personal y al enriquecimiento del uno y del otro; que aprendan a ser cada día mejores, desarrollando todos sus talentos y tratando de superarse en la búsqueda de la verdad.

Que nuestros hijos comprendan que la amistad trasciende más allá de compartir actividades o de ser compañeros de clase; y que la verdadera amistad no se basa en la utilidad que pueda obtener del amigo, sino en buscar el bien; y esto no termina con el tiempo y la distancia.

Jesús decía: “Mi mandamiento es éste: Amaos los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. En adelante, ya no os llamaré siervos, porque el siervo no conoce lo que hace su señor. Desde ahora os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre”.

Saludos,

Departamento de Familia