La vida, en ocasiones, nos trae sorpresas. Situaciones que nos causan alegrías, y otras que pueden producir temor o tristeza. Sean las unas o las otras, las que estemos viviendo en este momento, tenemos muchas opciones para responder; la mejor: con gratitud.
Decir gracias, por todo lo que nuestro Padre permite; lo bueno y lo malo, lo triste y lo alegre: todo tiene un sentido; detrás de esto, encontramos el amor de un Dios bueno, que siempre nos protege. Y lo hace, a través de una mano amiga, una palabra de aliento, una oración compartida, y un sinnúmero de muestras de aprecio, que nos hacen sentir reconfortados.
La certeza de la protección del Señor en todo momento, nos trae paz. La devoción a los Santos Ángeles Custodios, también es uno de los medios que Dios tiene para cuidarnos. Son esos amigos que no vemos, pero que siempre están cerca; que nos libran de peligros, nos ofrecen su compañía, nos ayudan en situaciones en las que no sabemos qué hacer.
Encomendémonos a nuestro Ángel Custodio; trabajemos en esa relación de amistad con él. Pidámosle su asistencia…, en todo momento.
Saludos,
Departamento de Familia