Puede ser que no tengamos claro el alcance de estas palabras: “¡Cuenta conmigo!” Decirlas genera un compromiso y una gran responsabilidad. Significa estar dispuesto a darse en un acto de verdadera entrega y generosidad.
El amor se fundamenta en esta frase y se traduce en acciones de la vida cotidiana: cuidando el tiempo con nuestro cónyuge y nuestros hijos, permaneciendo atentos a sus necesidades, escuchando con atención y apoyándolos en sus dificultades, perdonando y dándonos la oportunidad de volver a empezar.
Contar con alguien genera confianza y seguridad, incluso en situaciones donde no hemos sabido elegir bien y hemos fracasado. Contar con su perdón, su comprensión y su compañía; saber que está ahí nos hace sentir amados y muy afortunados.
El verdadero amor va más allá de las palabras. Nos exige salir de nuestra zona de confort, nos invita a abrir el corazón y a ver más allá de nuestras propias necesidades. El amor se cultiva con presencia.
Luchemos contra todo lo que nos aleje y distraiga de nuestra gran tarea. Nuestro cónyuge y nuestros hijos esperan por nosotros. ¿Cuánto estamos dispuestos a dar por los que amamos?