Cuando el sentimiento nos confunde, parece estar ausente o cambia, nos puede hacer pensar que el amor se terminó, pero son esos momentos de prueba, donde el verdadero amor libra sus batallas. Los sentimientos son cambiantes, muchas veces los problemas, el cansancio y la enfermedad, nos quitan las fuerzas para tolerar, esperar, aceptar, servir, perdonar. Nos desilusionamos cuando las circunstancias o las personas que están a nuestro lado no son como queremos. Y empezamos a buscar algo que nos alivie, que nos facilite la vida. En esos momentos, caemos en la tentación de dejar de pensar en el otro y olvidamos lo que nuestro cónyuge y nuestros hijos significan para nosotros.
Pero el amor puede vencer los estados de ánimo y las dificultades, podemos ser capaces de soportar lo que no nos gusta, tener la paciencia para esperar, la valentía para aceptar, la generosidad para servir, la humildad para perdonar. Porque el amor no es un sentimiento que cambia con las circunstancias, sino la decisión más libre del ser humano.
Cuando elegimos amar, somos capaces de hacer cosas que sin amor son imposibles. Cada mañana, podemos renovar nuestro compromiso de amar como Dios nos amó primero. Es con Él que lograremos vencer y hacer que nuestra familia sea una escuela de amor, de ese amor que hoy se conoce cada vez menos, pero al que estamos todos llamados.
Saludos,
Departamento de Familia