Los seres humanos estamos cambiando constantemente, las experiencias de cada día van transformando nuestros pensamientos, nuestra forma de ver la vida. Por eso, es muy común caer en el error de creer que conocemos “todo” de las personas que viven a nuestro lado, que podemos asegurar lo que están pensando o sintiendo o adelantarnos a lo que van a decir.
El aprendizaje nos hace una nueva persona; las dificultades de cada día, tienen el poder de fortalecernos; la vida familiar y los amigos, van dejando huellas en nosotros.
El amor nos hace abrirnos generosamente a la posibilidad de sorprender y dejarnos sorprender, por lo tanto, nos invita a redescubrir al otro: a nuestro cónyuge, a nuestros hijos, a buscar conocerlos, comprenderlos y admirarlos más.
Conversemos de nuestros sueños, de nuestros miedos, compartamos esos lindos recuerdos de infancia o aquellos que nos marcaron con dolor, pero que, de alguna manera, nos han hecho crecer. Realicemos actividades en familia, que nos ayuden a descubrir talentos que quizá estaban ocultos. Pedir su opinión, escucharlos más, nos dará la posibilidad de conocer sus ideas y sentimientos.
No caigamos en la rutina, que la admiración no se pierda, solo abramos el corazón y dejémonos sorprender, de lo maravilloso que pueden ser, si les damos la oportunidad.
Departamento de Familia