Es entendible que en el ajetreo que se vive día a día en el colegio, muchas personas no entiendan por qué se le hace un particular énfasis al Día de la Bandera, pero es que a veces nos olvidamos de lo que representa.
La Bandera simboliza el legado que nos dejaron los Próceres de la Independencia, los Fundadores de la Patria. La Bandera que vemos hoy sufrió varias modificaciones. Pasó de ser de color rojo con una equis blanca a la Tricolor que en 1900, Eloy Alfaro decretó la definitiva Bandera del Ecuador.
El amarillo representa nuestro suelo minero y fértil. El azul representa el cielo y el mar ecuatoriano, y el rojo simboliza la sangre de nuestros héroes, los mismos que dejaron la vida para que podamos estar aquí.
Pero todo eso lo pueden leer en libros de historia y, sinceramente, es secundario. La Bandera es nuestra identidad, es quienes somos. Donde estemos, la Bandera representa nuestra gente, nuestra familia, nuestro hogar. Nos acompaña a donde vayamos. Donde están sus colores nos sentimos identificados y, más allá del hecho de ser un “pedazo de tela”, es lo que la hace un Símbolo Patrio.
Y por eso el Día de la Bandera no es solo el 26 de septiembre, sino cada día que nos levantamos entre el Amazonas y el Archipiélago de Galápagos, sea física o mentalmente, porque es la esencia del ecuatoriano.
Porque la Bandera es tuya y mía, la Bandera somos tú y yo, la Bandera es aquel que vive en medio del páramo; es el indígena no contactado, el empresario, el mendigo, el futbolista, el músico; la Bandera somos todos. La Bandera es Ecuador.
Por Pedro Valverde Ch.
Segundo de Bachillerato
Club de Periodismo y Debate