Fuertes y respetuosos

Son dos aspectos muy importantes, que debemos inculcar en la vida de nuestros hijos. ¿Decírselos? Sí, pero sobre todo vivirlos. Que les enseñemos con nuestro ejemplo. Que ellos vean que practicamos estas dos virtudes.

Qué importante es, entonces, que nos esforcemos nosotros mismos, en ser hombres fuertes y respetuosos, porque: ¿cómo vamos a transmitirles este mensaje, si nosotros no lo ponemos en práctica?

Fuertes, para resistir a las tentaciones que se presentan a cada momento: codicia por el dinero; no ser leales a los compromisos; no dedicarles tiempo a nuestros seres queridos; alejarse de Dios…; y para acometer: trabajar con responsabilidad y eficiencia; fidelidad en el matrimonio; estar con la familia, en cantidad y en calidad de tiempo; recurrir siempre al Señor para que nos proteja, nos cuide, y nos ayude a convertirnos en otro Cristo.

Pero el respeto, es también fundamental. El trato delicado a las hermanas y a las personas del sexo femenino, protegiéndolas cuando necesiten de nuestro apoyo, es una tarea que corresponde enseñar, tanto a los papás como a las mamás. Respeto a los más vulnerables: a los no nacidos, y a quienes están en el ocaso de la vida.

Formemos hijos fuertes y respetuosos…, para toda la vida.

Saludos,

Departamento de Familia