La Beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri

El delegado del Santo Padre fue el cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos. Junto a él concelebraron el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, así como seis cardenales, nueve arzobispos, diecisiete obispos y unos 150 sacerdotes.  

Papa Francisco: la alegría de Guadalupe

El Papa Francisco quiso “unirse a la alegría y acción de gracias” por la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri, a través de una carta leída por el vicario auxiliar de la prelatura, Mariano Fazio, al final de la ceremonia (enlace al texto completo de la carta).

La nueva beata -dijo Francisco- “puso sus numerosas cualidades humanas y espirituales al servicio de los demás, ayudando de modo especial a otras mujeres y a sus familias necesitadas de educación y desarrollo”. El pontífice destacó que Guadalupe “realizó todo esto sin ninguna actitud proselitista sino sólo con su oración y su testimonio”, “con la alegría que brotaba de su conciencia de hija de Dios, aprendida del mismo San Josemaría”.

Por su parte, el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, tras agradecer a Dios la beatificación de Guadalupe, pidió al cardenal Becciu que transmitiera al Romano Pontífice su gratitud y la de toda la prelatura del Opus Dei. “Dígale que agradecemos el mensaje que nos ha enviado y que acabamos de escuchar; que le manifestamos nuestro filial afecto y rezamos por su ministerio pastoral de sucesor de Pedro” (palabras de agradecimiento del prelado del Opus Dei).

El prelado encomendó a la intercesión de la beata Guadalupe, el propósito de todos los fieles de la Obra “de ser siempre buenos hijos de la Iglesia; y que la prelatura del Opus Dei, como quiso san Josemaría, sirva siempre a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida. Que con la gracia de Dios, la mediación materna de Santa María, y el ejemplo de la nueva beata, sepamos descubrir cada día que nuestra vida ordinaria es lugar en que Jesucristo nos espera, y ocasión de transmitir a los demás la alegría del Evangelio”.

El cardenal Becciu subrayó la capacidad de la beata para enseñarnos “que es posible armonizar la oración y la acción, la contemplación y el trabajo”. Además, “nos enseña qué bello y atrayente es el poseer la capacidad de escuchar y una actitud siempre alegre, incluso en las situaciones más dolorosas” (texto íntegro de la homilía del cardenal Becciu).

“Guadalupe -prosiguió el cardenal- se presenta así ante nuestros ojos como un modelo de mujer cristiana siempre comprometida, allí donde el designio de Dios ha querido que esté, especialmente en lo social y en la investigación científica. En definitiva, fue un don para toda la Iglesia y es un ejemplo valioso a seguir”.

Una beatificación global, sostenible, digital

A las 9 de la mañana, el Palacio Vistalegre Arena abría sus puertas. Saludos, reencuentros y selfies con los grupos más lejanos y exóticos: Nigeria, Nueva Zelanda, Singapur, India, Japón, algunos de ellos ataviados con sus trajes típicos. Más de 11.000 personas de 60 nacionalidades acudieron a Madrid para participar en la beatificación; pero muchos más la siguieron virtualmente a través de la televisión o por streaming, desde sus casas o en las fanzones organizadas en distintas ciudades del mundo, acompañadas de mariachis, comida mexicana, o experimentos de química. Ésta fue, sin duda, una beatificación del siglo XXI, digital e internacional.

Entre los asistentes, estaban los familiares de la nueva beata. Luis Cruz, sobrino nieto y capellán universitario en Madrid, destacó de su tía que “era una mujer que sabía ponerse en la mirada de Dios, para ver lo bueno de lo que le sucedía y lo bueno de cada persona”. Destacó que “miraba con una sonrisa alegre y disfrutabas estando con ella”.

También acudieron los tres hijos de Antonio Sedano, curado de un carcinoma por intercesión de Guadalupe, muy agradecidos y emocionados. “Ella nos sigue ayudando en cosas pequeñas”, decían. Quiso venir incluso el primer oftalmólogo que atendió a su padre, el doctor José Ramón Fontenla: “Venir hoy a Vistalegre es una gran alegría y una ocasión para pedir favores a la beata”.

En el interior del recinto, los participantes mostraban pulseras rotuladas con una expresión que repetía la nueva beata (“Y yo tan contenta”), o asomaban sonrientes la cabeza por el hueco del photocall junto a la imagen de Guadalupe vestida de aviador al pie de una avioneta en Tetuán. Otros se informaban de las Becas Guadalupe en el stand de la ONG Harambee, que sufragarán los gastos de estancias de investigación de 100 científicas africanas.

En la capilla instalada para la ocasión, unos fieles rezaban; en la zona de confesionarios, los penitentes esperaban su turno; en la sacristía aguardaban los ornamentos y objetos litúrgicos, la mayoría procedentes de la ceremonia de beatificación de Álvaro del Portillo que tuvo lugar el 27 de septiembre de 2014, en Valdebebas. Los lienzos para la ceremonia han sido elaborados por voluntarios en España, Suiza y Líbano. El vino “Perdiguera” procede de la Escuela Familiar Agraria (EFA) Molino de viento, una iniciativa educativa en Campo de Criptana (Ciudad Real, España). Las rosas llegaron regaladas desde Uruguay.

Las gradas de Vistalegre Arena se iban llenando. Una ojeada a la zona de invitados permitía ver un arco de edades de 0 a 100 de muchos países. Ésta ha sido una beatificación intergeneracional.

La fórmula solemne

Cuando entraron los celebrantes, sonó en Vistalegre el canto Il Signore terra tutta, del compositor italiano Marco Frisina, cantado por la coral profesional “Grupo Alborada”, bajo la dirección del barítono Gonzalo Burgos.

El cortejo estaba compuesto por casi 200 concelebrantes. Tras los ritos iniciales, tuvo lugar el momento central de la ceremonia. Después de las palabras de solicitud por parte del prelado y una reseña biográfica de la futura beata, el cardenal Becciu leyó la carta apostólica con la formula solemne de beatificación: “Concedemos que la Venerable Sierva de Dios Guadalupe Ortiz de Landázuri y Fernández de Heredia, fiel laica de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, que entregó su vida al Señor, sirviendo con alegría a sus hermanos en la realización de las tareas cotidianas, de ahora en adelante sea llamada Beata”.

Tras las palabras, se descubrió la imagen de la beata, mientras sonaba el himno Christus Vincit y un fuerte aplauso. Desde ese momento, Guadalupe ya puede recibir culto en el Opus Dei y en Madrid. Su fiesta se celebrará el 18 de mayo, día que ella apreciaba por ser el aniversario de su Primera Comunión.

Las reliquias de la nueva beata, fueron llevadas hasta el altar por familiares de Guadalupe e integrantes de la familia de Antonio Sedano.

Cardenal Becciu: “Su corazón, siempre abierto”

Llegó la hora de la Liturgia de la Palabra. Durante la homilía, el cardenal Becciu recorrió la biografía de la nueva beata y destacó que “nos enseña qué bello y atrayente es poseer la capacidad de escuchar y una actitud siempre alegre, incluso en las situaciones más dolorosas”. Además, “su corazón estuvo siempre abierto a las necesidades del prójimo, traduciéndose esto en una actitud de acogida y comprensión”.  

Cardenal Osoro: “Fieles como ella”  

En el 25 aniversario de la consagración de la catedral de la Almudena por san Juan Pablo II, el arzobispo de Madrid, cardenal Osoro, resaltó: “entre estas gracias del Cielo que estamos recibiendo de la Virgen, el don de Dios de la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri”.

Osoro consideró a la nueva beata “uno de nosotros”. Nacida en Madrid, bautizada en la parroquia de san Ildefonso, descubrió la llamada de Dios en el templo de la Concepción y está enterrada en la Gran Vía en el Real Oratorio de Caballero de Gracia.

“Todo esto -continuó- nos recuerda cómo la Virgen Santísima llevó los pasos de la nueva beata, y la sostuvo en el camino hacia la santidad, con abundantes gracias en su vida y a través de su vida. Precisamente, San Josemaría Escrivá solía decir a sus hijos, especialmente a los primeros de la Obra, como la beata Guadalupe, que si en algo quería que lo imitaran, era en el amor a la libertad y en el amor y devoción a María Santísima. Nos encomendamos a la nueva beata para que nos ayude a ser fieles como ella, con alegría al querer de Dios, y que nos enseñe a confiar, como ella, en la intercesión de la Santísima Virgen María”.  

Peregrinos “tan contentos”

Un grupo de 24 alumnas del Colegio Montefalco (México), no quiso perderse la celebración. Tienen claro que lo que más les atrae de la nueva beata y se amontonan para contarlo: “Su ejemplo, su dedicación, la verdadera vocación, su sonrisa… Sobre todo, es mujer”. Muchas de estas niñas han empleado para este viaje sus ahorros y el dinero que habían recibido como regalo para su fiesta de los quince años. Había también un grupo de “mamitas”: mujeres embarazadas que pertenecen a la parroquia Nuestra Señora de la Paz de Quito (Ecuador).

Ana María del Carmen Ruiz es mexicana, 88 años, química como Guadalupe, a la que conoció en México. “La recuerdo muy sonriente, comprensiva y detallista con todas, te daba paz conversar con ella”. Admiraba también que “quería ser mexicana completamente, intentaba coger los dichos mexicanos, todo para ser una más”. Después de tantos años, dijo, “Guadalupe es hablar de la santidad en la vida ordinaria. Yo la veía tan natural, trabajando y riéndose con la gente, que nunca me imaginé que eso la llevaría a la santidad de altar”.

Nikita, india de Delhi, diseñadora, comentaba su impresión por “la impronta de Guadalupe en las residencias universitarias, con la comprensión y la exigencia suave que ella vivió”. Malena, canadiense, concluía: “Me siento en casa, con el espíritu de Guadalupe”.

Ariel ha venido desde la ciudad filipina de Iloilo, al frente de un grupo de 15 chicos de Westbridge School. “Lo que más les gusta de Guadalupe es su faceta de maestra”, cuenta, y añade que en este tiempo les ha concedido muchos favores, el más importante, “la llegada del visado ¡el día antes de venir a España!”.

Benita Maduadichie es de Nigeria, y el hecho de que haya podido asistir a la beatificación se lo debe directamente a Guadalupe: “Le pedí un trabajo para poder venir y justo una semana antes del viaje lo encontré”.

Maria tiene 8 años, es de Varsovia (Polonia); la tercera de cuatro hermanos y está en Madrid junto a sus padres, Katarigne y Michal, para agradecer a Guadalupe su Primera Comunión, que recibió el pasado 22 de abril. Su madre indica que “Guadalupe era una persona feliz y con muy buen sentido del humor, y esto es muy atractivo para mí. Es una mujer valiente, no tenía miedo de nada porque creía tanto en el amor de Dios… Y a la vez, era muy normal. Es un ejemplo para las madres, para las mujeres… Simplemente, ¡me gusta Guadalupe!”. Página web del Opus Dei, sobre la Beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri.

Saludos,  

Departamento de Familia