La Obra de Dios

El 2 de octubre de 1928, fiesta de los Santos Ángeles Custodios, en el preciso instante en que las campanas de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles repicaban alegremente, San Josemaría vio el Opus Dei. Dios quería que hubiera una porción de la Iglesia, compuesta por gente de toda condición, que se dedicara a incorporar a su vida -y lo comunicara a su vez a amigos, vecinos y colegas- el fascinante mensaje evangélico de que Dios llama a todo el mundo a la santidad, sea cual sea su edad, condición social, profesión o estado. “Tenía yo veintiséis años, la gracia de Dios y buen humor, y nada más. Y tenía que hacer el Opus Dei”. (M. Dolz, San Josemaría Escrivá, p. 22)

¿Qué significa vivir el mensaje del Opus Dei? ¿Cómo ponerlo en práctica?

  • Santificando las actividades cotidianas buscando a Dios en todo lo que hacemos.
  • Ofreciendo el trabajo de cada día, ayudando en las tareas diarias del hogar, sin quejarnos y con alegría.
  • Estando siempre en presencia de Dios, haciendo pequeñas pausas para pedir su ayuda y tomar fuerzas para seguir trabajando con amor.
  • Compartiendo nuestra fe con nuestra familia, fomentando la alegría y el espíritu de servicio en casa, enseñándoles que cada pequeño acto, cuando se hace con amor, es valioso a los ojos de Dios.
  • Enseñando a nuestros hijos a rezar y participar juntos de la vida de fe, como ir a misa, leer la Biblia o rezar el rosario en familia.

Estos ejemplos muestran que vivir el mensaje del Opus Dei no requiere hacer cosas extraordinarias, sino que consiste en transformar lo ordinario en extraordinario a través del amor, la dedicación y la presencia de Dios en cada detalle de la vida diaria.

Departamento de Familia