María y José están alistándose para ir a Belén. Con un burro, no sería mucho lo que podrían llevar sobre su lomo. Tendrían que poner lo estrictamente necesario. Hablarían de lo cansado que significaría recorrer el camino hacia el pueblo; de lo bueno que sería encontrar una caravana de personas que también viajaran hacia allá. De que estaría muy bien que el clima no fuera muy duro con ellos, … En fin, de tanto tendrían que comentar.
María, le hablaría a cada momento al Niño Dios, su bebé, próximo a nacer. La emoción, alcanzaría también a José, que se imaginaba teniéndolo en sus brazos. Conocían ya el nombre que le pondrían, pero su fisonomía, era para soñarla. Los momentos previos al nacimiento de Jesús podemos pensarlos. Pañales, ropa para el bebé, la frazada, un recipiente para poner el agua, y alguno que otro utensilio más.
Pensando en los kilómetros que tendrían que recorrer, y las dificultades que se presentarían, tendríamos que preguntarnos: ¿Cuántas veces nosotros nos complicamos y sufrimos, por situaciones menos difíciles? ¿Cuántas veces dejamos de recurrir al Señor, cuando tenemos problemas, de complicada resolución? ¿Nos olvidamos de pedir, a la Sagrada Familia, que mantenga a nuestro hogar, fuertemente unido, lleno de comprensión y armonía, perdonándonos los errores que cometemos?
Cuánto habrán conversado María y José; y cómo se comprenderían. La personalidad de un Jesús humano se la entiende, por haber vivido en un hogar luminoso y alegre, como el de Nazaret.
Que ese ejemplo nos guíe, recordando que cada pequeño servicio, cada palabra amable, una caricia, una sonrisa, ayudarán a que se construya un hogar, como el de Jesús, María y José.
¡Que la alegría y la paz de la Navidad, permanezcan en sus hogares, durante todo el 2021!
Saludos,
Departamento de Familia