Los dos…, juntando las manos

No hay arma que sea más poderosa en el mundo que la oración. La oración todo lo consigue, y si la hacemos más cerca de Jesús, mejor.

Al pie del Santísimo expuesto, o en una capilla con Él escondido en el Sagrario; en la clase, en la oficina, en la calle, en todo lugar y a cualquier hora, siempre habrá un momento propicio para hablar con Dios.

La vida presenta muchas dificultades, y cada vez son mayores los peligros a los que se ve expuesta la familia. Y los problemas dentro del hogar comienzan algunas veces tocando al padre o a la madre de diferentes maneras.

¿Entonces?… Si una familia, sobre todo papá y mamá juntan sus manos y las dirigen al cielo, será más difícil que las situaciones que amenazan con crear una inestabilidad matrimonial les lleguen.

Dedicar tan sólo unos minutos al día para rezar juntos no le incomoda a nadie. Une, da paz, alegría, reconforta y brinda fortaleza para seguir caminando por un sendero que nos llevará a la felicidad.

Dios nos quiere juntos, pero también desea que le pidamos que nos regale un hogar luminoso y alegre… Continuemos haciéndolo.

Saludos,

Departamento de Familia