Este artículo fue escrito, cuando mis primeros preceptuados estaban por graduarse. Aunque un poco largo, vale la pena recordar a esos chicos, que me hicieron sentir papá en el año 1994, un año antes de que mi primer hijo naciera. Dice así:
“Los veo próximos a salir del colegio, y me es difícil todavía creer que esos rostros -que todavía los tengo frescos en mi mente, cuando estaban formados el día de la inauguración, 4 de mayo de 1994- hayan cambiado.
Eran 15 en ese entonces. Ese año, Nicolás Fócil Aguilera entró al Torremar, a mediados del año escolar, y completamos 16 alumnos.
Algunos de los que empezaron la historia de este Colegio, ya no están, pero los recordamos con inmenso cariño, como si fueran parte del grupo. Otros han llegado, año tras año, e igual, los queremos, como a los fundadores.
Y es que, si alguien me preguntara, como se podría definir al Torremar con una sola palabra, no me resultaría una pregunta difícil de contestar. Esta sería: ¡familia! Porque eso es lo que somos, una gran familia, en la que tratamos de cuidar todos los detalles que caracterizan a ese núcleo tan importante de la sociedad.
Y ahora, en esta parte del artículo, nos toca expresar un pequeño comentario de cada uno de ustedes. Tarea enormemente grata, pero de sentimientos encontrados, porque junto a esa frase que caracteriza a cada uno, está una despedida…, pero… , ¡hay que hacerlo!… Comencemos…
- Juan Javier… La alegría personificada; el prototipo del hombre de buen humor. Extrañaremos tus ocurrencias y tu sonrisa; tu saludo respetuoso, tus comentarios reflexivos…
- Estéfano… Siempre inquieto, aportando en cada clase con preguntas. Tu algarabía siempre iba acompañada de una frase cortés, aceptando tus errores y agradeciendo, cuando eras objeto de elogios. Justiciero…
- Alejandro… Buen deportista, buen alumno, buen amigo ¡Cómo supiste aguantar las bromas -sanas, pero bromas- que te hacían tus compañeros en los primeros meses en el colegio! Nunca se te salió una frase hiriente. Llevaste siempre las pequeñas contrariedades con deportividad y alegría…
- Gabriel… Con tu sonrisa serena. Siempre con amigos a tu alrededor. Buen compañero. Amigo del respeto y de la servicialidad…
- José Luis C. … No fuiste de los fundadores, pero siempre nos dará la impresión, de que estuviste el día en que empezamos a escribir las primeras páginas de nuestra institución. Un líder positivo, inteligente, futbolista de los buenos…
- Guillermo Andrés… Callado, de gran corazón. Atento a los problemas sociales que afectan a nuestro país. Preocupado por tus hermanos menores, que veían en ti, en muchas ocasiones, no a su ñaño, sino a “su papá”…
- Julián… El de la sonrisa permanente. Nunca te vimos triste, preocupado, o con alguna amargura por dentro. Parece como si hubieras nacido con la pelota pegada a tus pies. Un deportista con un físico privilegiado; capaz de darle 20 vueltas a la pista atlética y seguir “como si nada”…
- Pablo… Llegaste un poco tarde al Torremar, pero pienso que todos te hicimos sentir como en casa. Ese afecto que brindaste a todos, unido con esa gran dosis de bromas, lograron que en poco tiempo, fueras apreciado por todos…
- Hans… Con el béisbol “incorporado a tus genes”. Pero también fuiste un gran futbolista y un amigo en quien confiar…
- Marcos… Siempre estrechando la mano con fuerza. Alegre y analítico. De caminar rápido, de metas altas, atento a las explicaciones de los profesores. Dotado de buen gusto en el arte, y de buenas maneras en el obrar…
- Roberto Hernán… No podemos imaginarnos al Sexto Curso sin ti. Siempre festejamos tus ocurrencias. De andar pausado…, te proyectamos, dentro de algunos años, como un gran doctor, alegrando la vida a tus pacientes y curándolos con el aporte de tu ciencia…
- Pablo C. … Te supiste adaptar rápidamente al grupo. Llegar a un “curso de futbolistas”, siendo tan hábil con el balón, era como para “meterte a todos en el bolsillo”. Y así fue… Mantén siempre esas virtudes humanas y cristianas -que te supieron dar tus padres, y que las complementamos nosotros- y fortalécelas, ya que ellas nos permitieron valorar en gran forma, tu presencia en nuestro plantel…
- Felipe… ¿Es qué alguna vez te vimos enfadado? ¡Ni siquiera de broma!, igual que Rafael, tu hermano, a quien lo recordamos gratamente. De mirada limpia, honesto y valioso…
- Fernando… Siempre ganador, protestando contra las injusticias. Queriendo llevarte hasta al arquero -cuando estabas en segundo grado-; aprendiste que en el fútbol hay que “hacer pases”, y así contribuiste a que conquistemos un título, que nos era esquivo desde hace mucho tiempo: ¡ser Campeones Intercolegiales de Fútbol! Buen estudiante…
- Guido Álex… “El abogado”, desde que entraste a primer año. Con tu facilidad para hacer amigos y con tus dotes de orador, te convertiste en líder. Que tu liderazgo se convierta en vocación de servicio a los demás; que tus dotes de orador sirvan para transmitir las palabras que precisan los necesitados, para ser escuchados; que apliques, en todos los actos profesionales de tu vida, la Doctrina Social de la Iglesia…
- Diego… ¡Qué alegría fue para nosotros, recibirte de nuevo en el colegio! Te incorporaste, y no tuviste problemas de adaptación. Parecía como si hubieras estado alejado, sólo unas cuantas horas de tu querido Colegio ¡Otra de las grandes satisfacciones que nos dio el 2004!…
- Gustavo… Que “rojo” te ponías en los primeros años de colegio, cuando no te salían bien las cosas. Pero eso significaba, para todos los que te conocíamos, pundonor, garra y perseverancia. Abanderado en Primaria, Abanderado en Secundaria, por méritos propios. Que tu inteligencia y virtudes, estén prestas a lo que los demás necesiten… ¡Confiamos en ti!…
- Galo… Callado y reflexivo. Llegaste un poquitín tarde al Colegio, pero…, te ocurrió lo mismo que a tus otros compañeros que nos han acompañado poco tiempo… Con tu habilidad en el deporte y con tu don de gentes, ingresaste a este hogar -al hogar de la familia Torremar-, que siempre será la segunda casa de Luis Carlos y de ti…
- Guillermo L. … Sencillo, agradable en el trato, deportista ¡Qué gran capacidad para hacerte amigos en el camino! Conserva esa cualidad, que te servirá en la vida para transformar nuestra sociedad, tan carente de hombres que sepan transmitir el apostolado de amistad y confidencia, al que se refería constantemente San Josemaría…
- Sebastián … Verónica estará feliz, mirándote desde el cielo. Cómo se preocupaba, cuando estabas en segundo grado, de que fueras un hombre de bien y un estudiante aprovechado. Que puedas ofrecerle, al finalizar tu carrera universitaria, esa enorme felicidad de verte convertido en un gran profesional, a quien nunca dejará de impartirle, todas sus bendiciones. Que ayudes a tu hermano David, a conseguir también muchos logros positivos en su vida…
- Luis Alfredo… El “más pequeño del curso”… De gran sensibilidad y afecto. Perseverante. Decía San Josemaría: “Al que puede ser sabio, no le perdonamos que no lo sea”. Y tú, has sabido asimilar ese criterio, y lo vas a interiorizar mucho más, cuando estés en la vida universitaria… ¡Ánimo, Luis Alfredo!…
- Sebastián… Te costaba “meterte en el grupo”. En las convivencias, eras el último en decidirte a ir. Pero una vez que estabas en ellas, las disfrutabas enormemente, y el grupo las disfrutaba contigo. Que tu capacidad para ver las cosas, te sensibilice a la hora de ayudar a quienes lo necesitan…
- Hugo… También “de los más pequeños del curso”. Con una gran personalidad y un gran talento para conocer a las personas. Sabemos que triunfarás en la carrera que escojas, y que serás un gran padre de familia y un buen esposo…
- José Fernando… Hay que estar atento cuando uno te da la mano, porque medio uno se descuida “y se la fracturas”. ¡Cuánto has crecido, cuánto has madurado, cuánto has ido mejorando, de aquel pequeño que llegó en tercer grado a nuestro colegio! ¡Que continúes siendo un hombre de bien, un excelente profesional y un buen esposo y padre de familia!…
- José Luis P. … “El consejero”. Siempre con la palabra oportuna; analizando por qué pasó esto y por qué pasó lo otro. Y qué se debió hacer para evitar lo malo y conseguir lo bueno. Que toda la alegría que “desatabas”, cuando estabas en el Colegio, la sepas también esparcir en tu hogar, con tu esposa y con tus hijos…
- Julito… También fuiste de aquellos que llegaron un poco tarde al Torremar. Pero qué fácil fue tu adaptación al grupo. Desde el primer momento caíste bien a todos. Con tu particular forma de ser, con esa alegría y sencillez, junto -y no podía ser de otra manera- a la gran técnica futbolística que tienes, “te metiste al bolsillo” a todos en el Colegio. Que sigas destacándote en tu vida universitaria…
- Daniel Alfredo… “El líder”. Título que te lo ganaste por tu gran calidad humana, tus consejos oportunos y por tu buena formación. Daniel, que tus aspiraciones sean realidades; que tus consejos sigan aportando tranquilidad a tus amigos y compañeros; que seas -en palabras de San Josemaría- “sembrador de paz y alegría”, en todos los ambientes en que tengas que estar…
- Germán… “El matemático, el ajedrecista…”. Siempre donde la ciencia tenga un espacio, ese lugar será llenado por ti. Que esos conocimientos científicos adquiridos, te sirvan para aportar a una sociedad tan ignorante y poco preparada, que espera desde hace tiempo, personas como tú…, valiosas y generosas…
- Eduardo… ¡Qué grandes cualidades te ha dado Dios! Con tu simpatía, con tus ocurrencias, con esa cordialidad y respeto, supiste alegrarnos la vida en los momentos en que nos cruzábamos contigo, o cuando llegabas a nuestra oficina. No se podía estar apesadumbrado cuando nos visitabas. Buen matemático, y mejor aún como persona…”.
Qué grato fue verlos -al igual que al resto de exalumnos que estuvieron conmigo a finales del año pasado (2021)-; apretar sus manos, y darles un abrazo lleno de cariño y afecto.
Saludos,
Departamento de Familia