Nadie más cerca de Dios que María

Cuando te veas con el corazón seco, sin saber qué decir, acude con confianza a la Virgen. Dile: Madre mía Inmaculada, interceded por mí. Si la invocas con fe, Ella te hará gustar -en medio de esa sequedad- de la cercanía de Dios. Surco, 695

María, mujer hermosa -porque está llena de Dios- nos lleva por el camino seguro. Con su vida nos muestra lo que tenemos que hacer para estar siempre cerca de su Hijo.  Humilde y valientemente dijo sí y toda su vida estuvo marcada por ese deseo de cumplir siempre la voluntad de Dios

Ahora, en este tiempo de adviento, nos invita a esperar junto a Ella el nacimiento de Jesús. Quiere llevarnos de su mano, acompañarnos y ayudarnos a romper la oscuridad de nuestro corazón. Nadie mejor que nuestra Madre para acercarnos a Dios.

¡Qué tranquilidad! Tenemos a quién acudir en esos momentos de inquietud, cuando nuestra fe se debilita y nos resistimos a reconocer donde está la luz.

María, Madre nuestra, te pedimos que nos acojas en tu corazón, que nos protejas bajo tu manto y allí junto a ti, enséñanos a amar a Jesús con todas nuestras fuerzas, porque ha dejado el Cielo para estar con nosotros y hacer de nuestro corazón su lugar preferido.

Saludos,

Departamento de Familia