Necesitados

Los hay de todo tipo: de afecto, de comprensión, de paciencia, de conocimientos, de medios económicos, de compañía, de fe, de doctrina,… Y mucho de esto, lo podemos brindar nosotros, con solo un pequeño esfuerzo.

Motivando a nuestros hijos, por ejemplo, a entregarse a los demás. Llevándolos a la realidad de lugares donde se pasen necesidades. Que compartan su tiempo en tareas en las que tengan que participar activamente: enseñando; ayudando a realizar alguna obra material; brindando alimentos; desprendiéndose de objetos que no estén en malas condiciones; ahorrando lo que gastarían un fin de semana, para ofrecer esa cantidad a las personas descartadas por la sociedad.

El Papa Francisco ha manifestado: “Jesús no dice felices los ricos, los que acumulan plata, sino que son felices los que tienen el alma de pobre, los que son capaces de acercarse y comprender lo que es un pobre. Jesús no dice felices los que lo pasan bien, sino que dice felices los que tienen capacidad de afligirse por el dolor de los demás”.

Dolor,… los necesitados atraviesan por muchos dolores: físicos y espirituales. Y los sanos tienen precisamente todo lo contrario: salud y ánimo grande. No estaría bien que nos guardemos los talentos que Dios nos ha regalado, dejándolos de producir por pereza o frialdad.

Vamos por ellos; por quienes requieren de nuestra generosidad,… de nuestra entrega,… Los necesitados nos esperan.

Saludos,                                                                                  

Departamento de Familia