Brazos fuertes, vigorosos; manos que sostienen con cuidado el cuerpo de sus hijos, con la mirada atenta cuando los sueltan por el aire, para luego volverlos a tomar y apretarlos contra su pecho.

Es el papá… Aquel hombre que escuchó las dos sílabas de boca de sus hijos, cuando comenzaban a hablar.

Un papá también es el hombre que cuida a su esposa; que la respeta y la ama, y enseña a sus hijos cómo hacerlo también.

Ese papá, para quien el peso del cansancio no es mayor que el bienestar de sus hijos, y que sus metas se resumen en la felicidad de su familia.

El papá,… que con todos sus errores nos enseñó a luchar contra ellos, y a perseverar con optimismo.

El que pide perdón cuando se equivoca, y el que corrige con cariño cuando sus hijos se desvían del camino.

El que sostiene su familia con la fuerza del amor, y lucha por ella hasta las últimas consecuencias; porque educa de rodillas, rezando, y no tiene mejor aliada que nuestra Madre del Cielo.

Es el papá… el que ayuda a crecer y cuida de la vida de sus hijos hasta el final de sus días, sin dejar de preocuparse por ellos jamás.

Saludos,                                                                                  

Departamento de Familia