Qué importante es la presencia del papá en la relación con sus hijos varones, y de la mamá con sus hijas mujeres. Esto no quiere decir que los papás deban dejar de lado a sus hijas, y que las mamás deban hacer lo mismo con sus hijos.
De hecho, en los primeros años de la vida, un niño consolida su masculinidad de su padre, y la hija afianza su feminidad de su madre. Luego, en los siguientes años, las mujeres requieren de su papá para afirmar su belleza femenina, y los varones requieren de su mamá para fortalecer su masculinidad. En el caso de los niños huérfanos de padre o de madre, ellos necesitan de una figura paterna o materna, que la pueden obtener de abuelos, tíos, parientes,…
Pero el caso es que, últimamente, nos damos cuenta, en el caso de los varones, que los papás no comparten mucho tiempo con sus hijos. Prefieren quedarse más horas de las necesarias en sus actividades laborales, o salen a realizar algún deporte con sus amigos muchas veces a la semana, o simplemente se dedican a descansar en su casa cuando llegan del trabajo, ignorando las necesidades afectivas de sus hijos.
Hay algunos personajes en la historia, que nos dan ejemplo de amor y dedicación a los hijos. Uno de ellos es San José. Cómo hablaría con su Hijo, cómo jugaría con Él, cómo lo aconsejaría, cómo pasarían conversando, cómo le enseñaría su oficio de carpintero,…
Si acaso no encontramos el tiempo necesario para estar con ellos, recurramos a José, pidiéndole que nos de luces para cumplir con nuestros deberes de padres, preocupándonos siempre de esos encargos que el Señor nos dio, cuando nos regaló la enorme gracia de concedernos hijos.
Saludos,
Departamento de Familia