Sí,… cuidar a la familia. Este podría ser un firme propósito para el año que hoy comienza.
Olvidar y perdonar lo que pensamos que nos ofendió en determinado instante. Unir y fortalecer esos lazos afectivos con nuestra esposa, esposo y con nuestros hijos. Dedicarles tiempo; algo que tantas veces olvidamos y que se constituye en pieza clave para sacar adelante un hogar.
Porque… ¿Cómo sabemos lo que pasa por la mente del cónyuge? ¿Cómo podemos darnos cuenta de sus necesidades emocionales? ¿Cómo entender los problemas por los que atraviesa, si nos olvidamos de ese factor tan importante como es el tiempo?
Protejamos a nuestra familia, dominando ese carácter que muchas veces amenaza la estabilidad familiar; estando cerca de los hijos para conocer cómo va su crecimiento afectivo; conociendo a los amigos que frecuentan y los lugares a dónde van; las aficiones que tienen; el tiempo que le dedican al estudio, a sus encargos en la casa, y los momentos que le brindan a Dios, no sólo el domingo sino todos los días.
José y María protegieron a Jesús durante el tiempo que les tocó cuidarlo. Hagamos lo mismo con nuestra familia. Que el ejemplo de Nazaret se refleje en nuestro hogar, durante todo este año 2018.
Saludos,
Departamento de Familia