¿Disgustados? ¿Por qué? Piensen,… tal vez no es un asunto serio el que ocasionó el problema por el que están pasando. O tal vez,… sí. Pero estos días que faltan para la Navidad, y que están marcados por el Adviento, son oportunidades para prepararnos adecuadamente para la llegada del Niño Jesús.
Él se pasó, durante el tiempo que estuvo en la tierra, amando. Insistía continuamente, en que nos amemos los unos a los otros, como Él nos había amado. Pero, ¿cómo nos vamos a querer de verdad, si no estamos dispuestos a perdonar, o a pedir perdón por las faltas que hemos cometido?
Las manos entrelazadas, el beso, el abrazo, las palabras dulces y cariñosas, ¿pueden terminarse de un momento a otro? Las fotos que conservamos en el álbum de los recuerdos, ¿pueden convertirse en objetos que se pueden dejar en un rincón, empolvándose y deteriorándose?
Adviento, Navidad;… momentos que nos marcan y deben ayudar, cuando estamos enojados, a pensar en la Sagrada Familia, que emprendió su viaje a Belén, para empadronarse. El viaje no fue agradable: vientos, frío, calor, caminos con subidas y bajadas, senderos incómodos,… como la vida misma. Pero lo superaron, y María pudo dar a luz.
Que así como José, María y el Niño en su vientre, siguieron la ruta hacia el pesebre, la reconciliación sea la vía para que el hogar recobre la luminosidad de la estrella de Belén.
Saludos,
Departamento de Familia