Rostro del Padre Dios

A muchos les cuesta ver a Dios como un Padre, confiar en su amor y en su providencia.  Dios nos llama a la existencia y nos ama sin condiciones. Nos cuida y vela por nosotros todo el tiempo. Quiere nuestra felicidad y por eso nos da, una y otra vez, oportunidades para volver. Eso es un Padre, amoroso y bueno.

Los padres en la tierra son el rostro de Dios.  Son los encargados de colaborar con Dios al darnos la vida, son los que nos aman y nos cuidan, los que desean lo mejor para nosotros. La misión del padre es irremplazable. Y de su cumplimiento depende la felicidad de sus hijos. Tomar en serio esta tarea es una obligación y también un hermoso regalo.

No hay padre perfecto, se va aprendiendo a serlo. Pero lo más valioso para un hijo es verlo esforzarse, verlo luchar contra esas debilidades que son parte de esa cruz que le tocó llevar. Llena el alma de un hijo ver cómo ama y respeta a su mamá, verlo trabajar con alegría y desprenderse de sus cosas por el bien de otro. Y, sobre todo, verlo de rodillas, con el Rosario en la mano, y recibiendo a Jesús en la Comunión. Así, era el padre de mis hijos.

Un buen padre es un buen hijo de Dios. Pidamos especialmente por ellos, para que, con un corazón lleno de amor de Dios, sean luz y guía para sus hijos y construyan familias alegres, que el mundo tanto necesita.

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Saludos,

Departamento de Familia