Talentos

Todos los tenemos. A todos se nos han entregado. Algunos tendrán más, otros menos. Pero Dios tiene clara la misión que nos ha encomendado. Y para eso nos da estas gracias especiales.

Nos corresponde hacer fructificar estos regalos. Y también descubrir cuáles son los talentos entregados a nuestros hijos. Y encaminarlos. Y lograr que tengan trascendencia, que sirvan a la humanidad.

Al final de nuestra vida, nos corresponderá haber multiplicado esos talentos. Y si recibimos 10, tendremos que entregarle al Señor otros 10. Si fueron 5, debemos darle otros 5 más. Y si recibimos 1, aún ese 1, tendremos que duplicarlo.

Es decir, no podemos cansarnos de hacer el bien en esta tierra. Mientras más dones recibamos, mayor es el compromiso que tenemos, y por tanto, más grande será la cuenta que se nos pedirá.

No dejemos que nuestros hijos entierren su talento. No permitamos que vayan perdiendo esas capacidades que Dios les ha otorgado. Y se desperdician cuando no les exigimos; cuando permitimos que hagan lo que no es correcto; cuando les damos malos ejemplos de vida;… cuando obstaculizamos los planes que el Señor tiene trazados para cada uno de ellos.

Volvemos a un nuevo Quimestre, y será para algunos, como arrancar desde el principio. Corregir los errores que cometimos, y empeñarnos en mejorar nuestras actuaciones en el Colegio y en el trabajo. Y rezar para que no perdamos el tiempo, enterrando esos dones que nos han sido concedidos, para que ayudemos a los demás a convertirse en luz del mundo y sal de la tierra… ¡a multiplicar los talentos!

Saludos,

Departamento de Familia