El beato Pablo VI decía que: “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan”, y continuaba manifestando que: “si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio”.
Qué importante es dar ejemplo en todas las circunstancias de nuestra vida. Dar ejemplo de buenos esposos; de buenos padres; de buenos hijos. Dar ejemplo con nuestras acciones en el trabajo hecho con dedicación; en la conversación amena y respetuosa; en las reuniones sociales; en nuestras intervenciones públicas y privadas.
Hoy necesitamos rostros que hagan creíble un mensaje. De ahí la importancia de brindar un testimonio veraz, atractivo, de vida cristiana y coherente puesta al servicio de los demás.
Nuestros hijos y alumnos tienen la mirada puesta en nosotros. Cada palabra, cada gesto, cada actitud que salga de nuestro interior influirá, positiva o negativamente, en sus vidas.
Como decía Henry Adams: “Un maestro afecta a la eternidad; nunca sabe donde termina su influencia”. Y esta frase podríamos traducirla para nosotros, como papás y mamás. Lo que les demos, los marcará definitivamente en su porvenir.
¿Somos buenos pintores de esos cuadros que representan a nuestros hijos?… Que la coherencia de nuestra vida los ayude a forjar un futuro lleno de esperanza.
Saludos,
Departamento de Familia