Saber la ubicación de nuestros seres queridos nos da tranquilidad. Quizá el tomar un taxi, una demora, una llamada sin contestar, perder el contacto con ellos, nos pone en alerta. Nuestra imaginación vuela y, pensamos lo peor: ¡algo tiene que haber pasado!
En nuestra relación con los demás, dentro del hogar o en nuestro lugar de trabajo, puede ser, que estemos despertando este estado de alerta en los que nos rodean, simplemente porque estamos, pero realmente no estamos.
La importancia del contacto visual, de sentir la cercanía del otro, de escucharse la voz, nos da vida. La tecnología, que parece unir al mundo, hoy se ha convertido en un obstáculo de unión familiar, una forma disfrazada de indiferencia.
¿Qué tiempo ocupa en nuestras vidas? ¿Cuántas cosas hemos dejado de hacer por ver una pantalla? ¿Será que estamos más interesados en saber, de la vida de otras personas, y desconocemos lo que está pasando en nuestra propia familia? ¿Cuánto estamos perdiendo, al dejar que el tiempo pase y no estar mientras nuestros hijos crecen, nuestros padres envejecen, nuestros amigos nos necesitan?
Hagamos conciencia de lo valioso e importante que es estar en lo que estamos, poner nuestro corazón en cada encuentro, y así lograr que los vínculos familiares y fraternos sean más sólidos. Disfrutemos de la compañía de los demás en tiempo real.
Departamento de Familia