Unos por otros

Hace pocos días celebramos el día de los fieles difuntos.  Un día de reconocimiento y gratitud hacia aquellos que formaron parte de nuestra vida aquí en la tierra.  Personas a quienes recordamos, extrañamos y amamos, y que ahora nos guían y nos protegen desde el Cielo.

Rezar por las almas del purgatorio es una verdadera obra de misericordia.  Ellas necesitan de nosotros para llegar al cielo. Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles en su proceso de purificación, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor.

Santa Catalina de Siena decía que las almas del purgatorio que han sido libradas de sus penas nunca se olvidarán de sus benefactores en la tierra e intercederán por ellos ante Dios.

La Comunión de los Santos es una realidad maravillosa, un dogma que nos hace darnos cuenta que todos los miembros de la Iglesia, tanto los vivos como los difuntos, estamos unidos y podemos ayudarnos los unos a los otros.

El Cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha. (CIC, 1024).  No hay bien más preciado que el poder estar junto a Dios.  En este mes dedicado a los difuntos, dirijamos nuestras oraciones por sus almas, para que, si todavía necesitan de purificación, puedan estar lo más pronto posible disfrutando de la alegría del Cielo.

Saludos,

Departamento de Familia