La familia al servicio de la fe

Educar a los hijos en la fe, no es tarea fácil, pero sí es la más hermosa que tenemos como padres en nuestras manos, pues hemos recibido la responsabilidad y el privilegio de evangelizarlos. Dentro del seno familiar se cultiva el amor a Dios, se aprende a tratarlo y a amarlo.

Si estamos conscientes de nuestra responsabilidad y estamos dispuestos a asumirla, es importante que reconozcamos que nuestros hijos aprenderán observándonos, es decir, que más que lo que decimos, lo que realmente arrastra y educa es la unidad de vida que llevemos.

La fe de nuestros hijos crecerá si nos preocupamos por crear un ambiente propicio para ello, así como: rezar juntos, ¿oramos por nuestros hijos? Participar cada domingo de la Eucaristía, ¿ponemos a Dios sobre todas las cosas? Compartir y atender las necesidades de los demás, ¿somos capaces de renunciar a nuestros gustos por otros? Pedir perdón cuando nos equivocamos, ¿reconocemos nuestros errores? Tratar con respeto, ¿somos amables, incluso, cuando tenemos desacuerdos o estamos cansados?

La fe es un don gratuito de Dios y Él también nos da la gracia para mantenerla viva. La forma en que vivimos nuestra fe, sostendrá la de nuestros hijos. Que Dios nos bendiga en esta gran tarea.

Saludos,

Departamento de Familia