María…, la del Dulce Nombre

Estamos ya terminando el mes mayo, tradicionalmente el mes de la Virgen. Pero recordemos que el mes de la Virgen es cada mes, porque la Virgen, junto a su Hijo Jesús, son los dos únicos seres humanos que están en el Cielo, en cuerpo y alma, y aman a cada persona que está en este mundo.

Nosotros la tenemos presente por sus advocaciones, es decir, por las diferentes imágenes de representar a la Virgen, siempre tan hermosa, siempre Madre. Nunca nos vamos a cansar de ver, a un ser humano de tanta belleza como la Virgen. Nadie podía ser Madre de Jesús, verdadero Dios, pero verdadero hombre, sino la llena de Gracia.

No nos olvidemos de Ella; es la llave para entrar al Cielo. Pero también es la puerta, y si nos encontramos lejos, extenderá ese gran Rosario para que lo agarremos, y así acercarnos sin demorar, a la Casa Celestial.

Poesía:

He oído en la montaña,
cuando levanta el cielo,
la voz del arroyuelo,
su plácido rumor.
He oído en la espesura,
la cántiga del ave,
cuando con voz suave
bendice a su Creador.

Mas eso es menos dulce
que el eco de tu nombre,
cuando te invoca el hombre
con la voz del corazón.
Tu nombre es dulce, María;
tu nombre es armonía,
tu nombre es bendición.

He oído los susurros
del agua entre las flores,
que canta tus amores
con quejumbrosa voz.
He oído el eco vago
que eleva en la montaña
la mística campana,
vocero de su Dios.

Pero eso es menos dulce
que el nombre que dio el Cielo,
a Aquella que es consuelo
del hombre en su dolor.
Tu nombre es más dulce,
bellísima María;
tu nombre es alegría
del pobre pecador.

Enrique Álvarez Bonilla

Saludos,

Departamento de Familia