Sáquele todo el jugo…

… A su vida…, hasta que salga la última gota. El Señor le dio una fruta jugosa, apetitosa, y no muy blanda, pero le dio la fuerza para apretarla y sacarle todo el líquido.

Trate de pasar por la vida haciendo el bien. A su esposa, a sus hijos. Que vean a una persona que sonríe siempre; que respeta las opiniones de los demás; que perdona; que siempre tiene un tiempo extra para todo: para conversar, para jugar, para salir, para bromear…, sáquele el jugo a su familia.

¿Y cuándo esté en su trabajo? Igual. Llegue puntual; ponga atención en lo que hace; trate bien a sus compañeros; que su obra esté siempre bien acabada, como el escultor, cuando da la cincelada final.

¿Con los demás? Como si fueran sus hermanos –buenos hermanos, se entiende-; comprendiéndolos, escuchándolos; teniendo detalles con ellos; sin juzgarlos, porque sólo el Señor juzga y premia, o castiga.

Sáquele el jugo a su espíritu. Rece. Su espíritu necesita acercarse a Dios. Su espíritu necesita llenarse de caridad, de gozo, de paz, de paciencia, de bondad, de fidelidad, …

Sáquele el jugo a su vida. Que termine completamente exprimido…, pero sabiendo que, de esa fruta, salió el más exquisito jugo, que alimentó a tantas y tantas personas, que estaban sedientas…, esperando por usted…, por su generosidad.

Saludos,

Departamento de Familia