Servidores de la Vida

Una presencia que no puede olvidar la familia, es la del doctor o doctora, que ayudaron en la gestación, y posteriormente en el parto y nacimiento de los hijos. Ellos colaboraron unos pocos meses, para luego dar paso a los pediatras y otros especialistas; pero su función fue sumamente importante: ayudaron a que nazca un ser humano.

Manos bendecidas que palparon, auscultaron, tomaron los ecos y ayudaron a nacer; palabras que consolaron, dieron fuerza y tranquilizaron…

San Juan Pablo II, escribía a propósito de los servidores de la vida, lo siguiente: Los obstetras, los ginecólogos y las enfermeras obstétricas cristianas, están llamados siempre a ser servidores y custodios de la vida, porque el Evangelio de la Vida está en el centro del mensaje de Jesús. Acogido con amor cada día por la Iglesia, es anunciado con intrépida fidelidad como buena noticia a los hombres de todas las épocas y culturas (Evangelium vitae, 1). Sin embargo, vuestra profesión ha llegado a ser aún más importante y vuestra responsabilidad mayor en el contexto cultural y social actual, en que la ciencia y la medicina corren el riesgo de perder su dimensión ética original, (y los profesionales de la salud) pueden estar a veces fuertemente tentados de convertirse en manipuladores de la vida o incluso en agentes de muerte (ib., 89).

Saludos,

Departamento de Familia